- ¿Jaime?
-¡Dios mío Lucía! ¡Después de tanto tiempo!
-Desde que rompimos.
-¡Dios qué casualidad!
- Bueno…
-Lo sé, no crees en las casualidades. Veo que no has cambiado nada, sigues con tu pelo revuelto, tu lunar en el labio y ese mmm… ese olor a manzana. Te invito a tomar algo y hablamos
-No sé… la verdad que no tengo mucho tiempo.
-Aunque sólo sean 5 minutos, por los viejos recuerdos
-Duele que sólo seamos recuerdos, y más aún que quepan en 5 minutos. Un…
- …un café con leche y dos azucarillos. Todavía me acuerdo, siempre pides eso porque sino el café está muy amargo y “para amargo ya estás tú cariño”
-Siempre pido eso porque el día que nos conocimos yo estaba en una cafetería leyendo un libro mientras jugaba con mi pelo y tú viniste y pagaste mi café con leche y dos azucarillos. ¿Estás con alguien?
-Siempre tan directa.
-Yo no.
-¿Por qué?
-Porque ninguno es como tú.
-Yo sí. – zas, directa al corazón-
-¿La quieres?
-¿Te acuerdas esa conversación que tuvimos una vez sobre que el mundo existía perfectamente aunque no existiésemos nosotros y que cuando nacemos, el mundo entero se reduce a tu vida hasta que aparece alguien, ese alguien que es capaz de convertirse en tu mundo, en tu único mundo? Yo he encontrado ese alguien. Es lo primero que veo cuando despierto, lo último que abrazo cuando me duermo, ver cómo se levanta y prepara café y se enfada si no he comprado leche pero entonces salpico su café con dos cucharaditas de azúcar y ella me sonríe. Cómo se sienta en la mesa a leer el periódico mientras desayuna y enreda su pelo entre sus dedos y se desquicia porque lo tiene tan alocado que nunca consigue peinarlo como ella quiere. Y cómo va corriendo a ducharse porque llega tarde y yo me sumerjo en ella, buceando entre sus piernas, buscando ese lunar que tiene al lado del ombligo y se va y deja un olor a manzana… Y vuelve del trabajo y me mira y consigue parar el mundo.
-Esto...
-Sí, lo sé… mierda. Ahora entiendo a Quique.
-¿A Quique, por qué?
-Cuando dice eso de peor que el olvido fue volverte a ver.
-¡Dios mío Lucía! ¡Después de tanto tiempo!
-Desde que rompimos.
-¡Dios qué casualidad!
- Bueno…
-Lo sé, no crees en las casualidades. Veo que no has cambiado nada, sigues con tu pelo revuelto, tu lunar en el labio y ese mmm… ese olor a manzana. Te invito a tomar algo y hablamos
-No sé… la verdad que no tengo mucho tiempo.
-Aunque sólo sean 5 minutos, por los viejos recuerdos
-Duele que sólo seamos recuerdos, y más aún que quepan en 5 minutos. Un…
- …un café con leche y dos azucarillos. Todavía me acuerdo, siempre pides eso porque sino el café está muy amargo y “para amargo ya estás tú cariño”
-Siempre pido eso porque el día que nos conocimos yo estaba en una cafetería leyendo un libro mientras jugaba con mi pelo y tú viniste y pagaste mi café con leche y dos azucarillos. ¿Estás con alguien?
-Siempre tan directa.
-Yo no.
-¿Por qué?
-Porque ninguno es como tú.
-Yo sí. – zas, directa al corazón-
-¿La quieres?
-¿Te acuerdas esa conversación que tuvimos una vez sobre que el mundo existía perfectamente aunque no existiésemos nosotros y que cuando nacemos, el mundo entero se reduce a tu vida hasta que aparece alguien, ese alguien que es capaz de convertirse en tu mundo, en tu único mundo? Yo he encontrado ese alguien. Es lo primero que veo cuando despierto, lo último que abrazo cuando me duermo, ver cómo se levanta y prepara café y se enfada si no he comprado leche pero entonces salpico su café con dos cucharaditas de azúcar y ella me sonríe. Cómo se sienta en la mesa a leer el periódico mientras desayuna y enreda su pelo entre sus dedos y se desquicia porque lo tiene tan alocado que nunca consigue peinarlo como ella quiere. Y cómo va corriendo a ducharse porque llega tarde y yo me sumerjo en ella, buceando entre sus piernas, buscando ese lunar que tiene al lado del ombligo y se va y deja un olor a manzana… Y vuelve del trabajo y me mira y consigue parar el mundo.
-Esto...
-Sí, lo sé… mierda. Ahora entiendo a Quique.
-¿A Quique, por qué?
-Cuando dice eso de peor que el olvido fue volverte a ver.
Te has superado Loreto...me ha llegado muy adentro
ResponderEliminarMuy profundo, y la ultima frase muy contundente, una bomba. Cuanta razón, cuantos encuentros o mejor dicho des-encuentros.
ResponderEliminarun saludo ;)