domingo, 29 de agosto de 2010

Él era escritor o eso creía, estaba empezando a dudarlo. Se pasaba las horas en su habitación, prohibiendo que alguien le molestase, consumiéndose poco a poco. Ya no le quedaban amigos, ni nadie que siguiese a su lado, ni siquiera Olivia pudo soportar dejar de ser su musa. Sus novelas lo habían hecho cada vez más huraño, agresivo y amargo. En realidad no fueron las novelas sino el fracaso de las mismas. La casa olía a fracaso, Samuel lo sabía pero también sabía que el olor a alcohol y tabaco podía camuflarlo. Su decadencia cada vez era más visible, la amargura sustituía a la inspiración y cada línea que escribía parecía más un epitafio que algo que pudiera convertirse en una historia que mereciese ser leída. Sólo le consolaba ella, sólo su imagen a través de la ventana podía conseguir que por un instante Samuel levantase la cabeza de la mesa. Todas las mañanas miraba cómo se levantaba y se vestía, y todas las mañanas pensaba que él debería ser el hombre que la hiciese jadear. Pero ni siquiera ella era su musa. Hace tiempo perdió la fuerza que se necesita para dominar a los personajes, la fuerza necesaria para darles vida. Hace tiempo que perdió la fuerza para escribir su propia vida.

viernes, 27 de agosto de 2010

Por qués sin respuesta

… con los vecinos se habla del tiempo?

… unos tíos que juegan con una pelota ganan tanto dinero?

… entramos en guerra?

… Emma García juega a ser cupido?

… hay pipas sabor bacon?

… aún sigo esperando a que un día llames y todo sea como antes?

… Belén Esteban es la princesa del pueblo?

… la Seguridad Social va tan lenta?

… los niños llevan armas?

… nunca he visto al hombre del saco?

… unos tienen de todo y otros nada?

… te llamo y no contestas?

… coño te sigo llamando?

… no hay políticos competentes?

… a los tíos os gustan tanto las películas de Rocky?

… lees mi blog?

jueves, 26 de agosto de 2010

Amor irracional



Libro. Ventana. Calimocho. Linterna. Vaso. Acera. Apocalipsis. Vena. Diario. Mochila. Perro. Bolsa. Bolsa del Día. Lacasito. Verbena. Salitre. Archipiélago. Trueno. Infinito. Lluvia. Avión. Chimenea. Pueblo. Venus. Cárcel. Mar. Chocolate. Serpiente. Niño. Periódico. Pinti.



miércoles, 25 de agosto de 2010

viernes, 20 de agosto de 2010

Las joyitas televisivas

Cuando tenga hijos les prohibiré ver la televisión. Bueno, espero que cuando ese momento llegue, España haya alcanzado un nivel de cultura mayor al que tenemos ahora y mis hijos puedan sentarse ante el televisor sin convertirse en unos auténticos verduleros, admiradores de personas ricas sin escrúpulos y tan necesitados de amor que tengan que ir a la televisión a buscarlo.

Y es que España es así. Luego nos sorprendemos de que seamos uno de los países donde la crisis ha calado más hondo. Que esa es otra, no sé a ustedes pero a mí esto de la crisis empieza a aburrirme. Pero es que somos increíbles, yo no sé si es el vino, la fiesta o qué pero los españoles somos increíbles, la ostia vamos, por qué no decirlo. Y hay multitud de ejemplos de ello: la primera dama viene de vacaciones a España y nosotros retrocedemos cincuenta y siete años. ¡Dios mío si parecíamos catetos! Sólo nos faltó cantarle eso de americanos…

Pero qué puede esperarse de un país que opina que un modelo a seguir es Carmen Lomana, una señora que es capaz de decir que los pobres sufren menos la crisis porque están acostumbrados a pasar hambre. ¡Así, con dos huevos! Uy qué ordinario y poco protocolario, me refería a que haría esa declaración mientras degustaba un almuerzo de pan, zumo y dos huevos. No sé a ustedes pero a mí me importa un pepino (y dos huevos) que la persona que se siente a mi lado a comer no tenga ni idea de para qué sirven los veinticuatro mil trescientos veintisiete cubiertos colocados después del cuchillo, cuchara y tenedor de toda la vida. Aunque sí tengo que decir que no sé de qué época prehistórica han sacado a los concursantes pero afortunadamente no son una muestra representativa de la juventud española, sólo representan a unos pocos, vamos a las joyitas de los jóvenes.

Y poco puedo decir de los que se atreven a jugar con el amor para hacerse famosos. Ni tronos ni tronistas, más bien sapos y culebras.

Si me permiten un consejo: apaguen la televisión; lean un libro, den un paseo, queden a tomar una cerveza, hablen con su pareja o yo qué sé, miren al techo, no aprenderán protocolo, ni falta que les hace.

martes, 17 de agosto de 2010

-Así que tienes un blog eh. No lo sabía.

-Sí. ¿No te lo he dicho nunca? Si se lo digo a todo el mundo.

-Pero eso exactamente ¿qué es?

-Es una especie de página en Internet donde cuelgas lo que quieras: música, fotos, textos que escribes o que lees y te han gustado…

-Así que escribes textos ¿y sobre qué?

-No sé, sobre cualquier cosa, cuando me viene la inspiración cojo un papel y escribo.

-¿Has escrito algo sobre mí?

-La verdad es que no.

-¿No? ¿En serio? ¿No has escrito nada de nuestra historia?

-¿Nuestra historia? ¿Tú y yo tenemos historia?

-Yo creía que sí pero si no te inspira para un texto ya me dirás tú qué historia ni qué ocho cuartos vamos a tener.

-Cuéntame nuestra historia y si me gusta igual escribo algo.

-Nuestra historia comienza poco a poco. Nos conocemos porque tenemos un amigo en común y la verdad que la primera vez que nos vimos… sin más, no fue un flechazo a primera vista. Tú eras otra de las muchas amigas que me presentaron esa noche y yo un tío más. Después de ese día apenas hablábamos, ni estudiábamos ni vivíamos en el mismo lugar pero algo hacía que de vez en cuando el recuerdo del otro apareciese de repente en nuestras cabezas. Medio año después volvimos a coincidir. Las ganas de hacernos la guerra a besos eran evidentes pero ninguno atacaba primero y los dos nos quedamos con las ganas. Nos vemos muy poco y ninguno de los dos se atreve a decir lo que siente por el otro pero nos pasamos juntos el poco tiempo que tenemos.

-No acaba de gustarme esta historia. ¡Qué par de tontos! Al final alguno de los dos acabará cansándose y habrán perdido su oportunidad

-No lo creo.

-Alguno de los dos tendría que hacer algo.

-Él ya ha dado el primer paso.

-Entonces ahora le toca a ella dar el siguiente.

-Sí, eso parece.

-¿Y cuál puede ser ese segundo paso?

-Pues…

-Ya sé. Ella podría acercarse a él lentamente y enredar su pelo entre los dedos. Podría dirigirse a su cuello, sin prisa, poco a poco, dando tiempo para que él pueda sentir el olor de su piel, acercarse cada vez más hasta que pueda sentir su respiración y acabar juntando sus labios con su cuello para que pueda sentir el calor de los mismos. Y luego podría mirarle a los ojos y congelar ese momento previo al beso, ese pequeño instante en el que todo es perfecto, en el que están tan cerca que son capaces de sentir los latidos del otro y en los que ni un exceso o defecto de lengua o un mucho o poco movimiento de la misma pueda acabar con el idealizado y esperado momento. Pero ella no se conformará con eso y le besará. Y habrá dado el segundo paso.

-Creo que los dos protagonistas deberían repetir el segundo paso toda la noche.

-O quizás él debería dar el tercero.

lunes, 16 de agosto de 2010



Son canciones las que quieren que te bese pronto

y tarde pase algo.

sábado, 14 de agosto de 2010

-Lo he dejado con Melisa.

-Me alegro.

-Joder. ¿Por qué coño te caen mal todas las chicas con las que salgo?

-No me caen mal todas, ¡no exageres! Pero es que Melisaelpelo era un poco…un poco, cómo decirlo… imbécil.

-Claro… ¡pero si ni siquiera te aprendes sus nombres! Que si el interés a la pelirroja se le acababa en el final del escote. Que si la rubia era maja y guapa y que creías que su novio opinaría lo mismo. Que si la morena sólo quería mi dinero ¿pero qué dinero? ¡si no tengo! Que la del lunar se lo iba enseñando a todos. Que la Barbie era demasiado pija. Que la Nanas era demasiado pequeña, y no hablemos de la Duquesa, demasiado mayor ¡sólo me sacaba un año! La caracaballo su propio mote lo indica. La Pansinsal era una sosa carente de temas de conversación…

-No me caen mal, me preocupo por ti. Soy tu amiga y esas chicas no te querían

-¿Tú cómo lo sabes?

-tanto…

-Espera, espera ¿tanto? ¿Cómo que tanto? ¿Qué no me querían tanto?

-Me he confundido, quería decir que no te querían suficiente.

-Bua…mejor cambiemos de tema. ¿Qué quieres de beber?

-Una coca-cola. No te querían tanto como te quiero yo.

-¿Qué, perdona? No te he oído. Habla más alto.

-¡Que la coca- cola sin hielos sordo!

viernes, 13 de agosto de 2010

martes, 10 de agosto de 2010

Carlos sabía que no podía decirle nada, que no era justo. Fue él quien hace años se marchó sin dar ninguna explicación, no tenía derecho a contarle que ahora estaba enamorado de ella. Se conocieron hace ya seis años y él sin saber muy bien por qué decidió que ya no quería saber nada más de ella. Pero ahora era distinto, ahora trabajaban juntos y pese a lo ocurrido en el pasado, prefirieron hacer borrón y cuenta nueva. ¡Y qué cuenta! Carlos había descubierto en Lara todo lo que buscaba en una chica y cada día que pasaba se convencía más de que hace seis años no llegó a conocerla de verdad. Las sonrisas con las que Lara le daba los buenos días dolían y curaban al mismo tiempo, llegaban a hablar para contarle que cometió un gran error al irse de su lado. Pero Carlos estaba decidido, aunque le temblasen las piernas cada vez que lo pensaba, aunque no fuese justo, estaba totalmente decidido a pedirle a Lara que se fuesen juntos de vacaciones, hasta había reservado dos billetes de avión a Londres, ciudad de la que Lara no paraba de decir que quería visitar. Y llegó el gran momento, el último día de trabajo antes de las vacaciones. Pasaban las horas y Carlos seguía callado, sin atreverse siquiera a mirarla. Por fin se decidió y diez minutos antes de la hora del cierre, se levantó de su silla sin quitar sus ojos de los de Lara. Pero los ojos de Lara no le miraban a él, tenían un brillo especial y Carlos pronto entendió por qué. Un chico apareció por la puerta y abrazó a Lara. Carlos pensó que él debía ser quien la abrazase y casi sintió el calor de su cuerpo. Pero no era él quien la abrazaba y mucho menos quien la besaba. Lara estaba ensimismada, no podía creerse que Roberto estuviera allí. Roberto vivía en Toulouse y no regresaba a España hasta dentro de un mes, pero allí estaba, haciendo feliz a Lara y desdichado a Carlos. Pero aún quedaba algo más, la estocada final, Roberto sacó dos billetes de avión y se los enseñó a Lara. Ésta se fundió en un cálido beso agradeciéndole así que el destino fuese Londres. Lara apenas se despidió de Carlos, un simple hasta la vuelta. De todo lo que pasó ese día, eso fue lo que menos importó a Carlos, de hecho prefirió que no se despidiera pues no habría sido capaz de decirle nada, tenía la boca seca y el corazón helado. Y allí se quedó, de pie ante la mesa de Lara, viendo como ahora ella era feliz y como él se aferraba a ese pasado en el que era él quien la abrazaba.

sábado, 7 de agosto de 2010

PONGO

- Unas cañas con los amigos.

- Tu mundo al revés.

- Desamores, que también son necesarios.

- Una buena película y mejor libro.

- Niños pequeños, es inevitable observarlos y sonreír.

- Las fiestas de los pueblos.

- Un atardecer o un amanecer o ambos.

- Abuelos que cuidan a sus nietos sin saber que los niños también les cuidan a ellos.

- Un buen helado de chocolate.

- Tu colonia en mi almohada.

- Un buen texto reivindicativo.

- Miradas cómplices.

- Justicias de todo tipo.

- Viajes por el mundo.

- Documentales de la “dos”.

- Besos, muchos besos.

- Abrazos, muchos abrazos.

- Un colegio y un hospital, parece obvio pero todavía quedan lugares donde no los hay.

Pongo un folio en blanco, pon tú lo que quieras.

jueves, 5 de agosto de 2010

martes, 3 de agosto de 2010

Era la segunda vez que coincidíamos y los dos nos habíamos quedado con las ganas. Estuve todo el camino en coche intentando imaginar cómo sería volver a verte, qué harías tú y qué haría yo, trazando un plan, un plan perfecto que recogiera todos y cada uno de los posibles movimientos. Tu mirada se encargó de hacer tambalear mi plan y tu abrazo de hacerme tambalear a mí. Demasiada gente, no podíamos cruzar dos palabras sin que ningún amigo viniera. Y de repente me abrazaste, lentamente, suavemente pero con seguridad. Después tu mano acarició mi cara mientras la otra hacia lo propio con la espalda. Tu mano bajó a mi cuello y tus labios la siguieron. Me miraste y te juro que nunca antes una mirada había conseguido congelarme de ese modo. Pero el calor de tus labios junto a los míos consiguió que mis latidos volvieran a oírse, pero esta vez más rápido, sintiéndote cada vez más adentro de mí, con un ritmo lento al principio para acelerarse después, sintiendo cada ola de placer recorriendo mi cuerpo, para acabar como empezamos, abrazados, salvo que esta vez estábamos tú y yo solos y sin ganas con las que quedarnos.