jueves, 30 de diciembre de 2010

Hace frío y esto es poco fiable. Tengo miedo, miedo de verdad, del que te envuelve cuando ves que puedes morir. Son varios días a la deriva, ni siquiera estoy seguro de que lleguemos a tierra. Pero tengo que estar aquí, no podíamos aguantar mucho más tiempo con la situación que tenemos en casa, cada vez hay menos dinero y el hambre que pasamos empieza a hacerse visible. Tengo que luchar por mi familia e intentar conseguir algo mejor, aunque sea alejándome de ella. Miro a mi alrededor y hay gente que está peor que yo, espero que esa mujer no dé a luz en este lugar, nadie se merece venir al mundo en un lugar como éste y la tos de ese señor cada vez suena peor, cada vez suena más a muerte. No consigo contarnos a todos, somos muchos, demasiados para un lugar tan pequeño. La comida y el agua potable empieza a escasear y ya han surgido las primeras discusiones entre la gente. Dudo que tengamos suficientes víveres para llegar a tierra, dudo que lleguemos a tierra. He perdido la cuenta de los días que llevamos navegando por este mar cada vez más bravo, es como si no nos quisiese aquí e intentase con toda su fuerza echarnos. Lo peor son las noches, es imposible dormir, no tenemos mantas, ni siquiera nos podemos tumbar, no podemos bajar la guardia. Pero lo conseguiremos, hay que tener fe, Dios nos ayudará. Me pregunto cuál será mi trabajo. El señor al que pagué por subirme aquí me dijo que ya me había conseguido trabajo en España. No me importa qué trabajo es, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa, necesito dinero para mi familia. No puedo fallar, he gastado el poco dinero que tenemos en este viaje en busca de una oportunidad. Se ve la costa, la gente se abraza una a otra, es increíble como el estar en una situación crítica une tanto. Llegamos a tierra, me embarga tanta felicidad que no me lo creo. Por fin hemos llegado. ¿Pero quiénes son estos señores? ¿Por qué no nos dejan irnos? No les entiendo nada, quiénes son, qué están diciendo. Yo no quiero que me den mantas, quiero irme, tengo prisa, tengo que ir al que ahora es mi trabajo. Algo malo pasa, no dejan que ninguno nos vayamos. El señor de la tos dice que no nos dejan pasar, que nos mandan a nuestro país, que no podemos entrar de esta forma, que necesitamos papeles. ¿Papeles, qué papeles? ¿No puedo empezar una nueva vida porque no tengo unos putos papeles? ¿Con qué derecho estos señores me impiden salir adelante? No voy a poder mirar a la cara a mi familia, al igual que estos señores no se atreven a mirar la mía. Somos seres humanos, parece que lo han olvidado. Nos mandan de vuelta, sin ninguna explicación, nos mandan de vuelta.

domingo, 26 de diciembre de 2010

jueves, 23 de diciembre de 2010

Las navidades son tan, no sé, cómo decirlo, tan innecesarias. ¡Joder si es que no hay por dónde cogerlas! Si las cosas van bien es una reunión más con la familia ¿Necesitas excusas para reunirte con la familia? Igual las cosas no van tan bien. Y si las cosas van mal, la Navidad las hace aún más dramáticas. No sé, a mí hay cosas que no me acaban de convencer: ¿por qué los peces se dan a la bebida porque ha nacido un niño? ¿Por qué tengo que hacerles regalos a mis seres queridos? ¿Es obligatorio? ¿Sólo les puedo regalar en Navidad? Sinceramente vaya porquería de regalos. Si me permites un consejo, regálale algo a alguien, cualquier cosa, un día que no se lo espere y fíjate en su cara. Da igual que te lleves mal con tus cuñados, ve a las cenas y monta el paripé, cenas en las que cada vez faltará más gente. Si no te toca la lotería no importa que tienes salud, y si tampoco tienes salud qué más da, anímate que es Navidad, menos da una pedrea. Si tienes algún familiar en el hospital, no puedes alegrarte si mejora a menos que las uvas las pueda comer en casa, aunque se recupere de una enfermedad que casi lo mata, ¿cómo puedes alegrarte? ¡qué no se ha comido las putas uvas insensible! Pero vamos más allá, ¿cómo coño nos atrevemos a decir feliz año a alguien que se ha quedado en paro o que ha perdido a una persona importante en su vida? Y lo que es peor, ¿cómo osamos decirle a una persona cuyo mundo se ha venido abajo que no pasa nada que es Navidad? ¿Pero estamos tontos o qué? No me malinterpretéis, que al fin y al cabo está bien eso de intentar ser mejores aunque sea de esta forma pero es que las cosas no deberían ser así, que algo falla si el ser felices, pensar en los demás… sólo nos dura unos días y encima es prácticamente por imposición. Algo falla.

Menos mal que siempre nos quedarás tú Raphael.

martes, 21 de diciembre de 2010

Tú eras tan ingenuo y yo tan ilusa que nos creímos las promesas. No debimos decir para siempre, tan solo que estaríamos ahí hasta que estuviésemos. Tú a Venus y yo a Marte. Teníamos caminos distintos. Tú tan callado y yo tan habladora que dejamos de escucharnos. Arruinamos tantos momentos por no decirnos las cosas. Tú verano y yo invierno. Dejamos congelar el calor que hace un tiempo nos abrigaba. Tú tan tranquilo y yo tan alocada que este juego se nos fue de las manos. Dos ciegos arriesgando en cada mirada. Tú veneno y yo serpiente. No hizo falta morder la manzana. Tú tan racional y yo tan emocional que nada nos bastaba. Dejamos de pensar en los sentimientos del otro. Tú de mar y yo de montaña. Tantas vacaciones desperdiciadas. Tú tan valiente y yo tan cobarde que perdimos batallas. Completos camicaces sin armas.

Tú y yo éramos tan iguales que acabamos siendo diferentes.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Inquietantes Reyes Magos:


¿Por qué oro, incienso y mirra? ¿Cómo hacéis para llevar regalos a todo Cristo y estar en cientos de cabalgatas a la vez? Espera, ¿lleváis regalos a todos? Permitidme que lo dude.

Pero bueno al lío, sólo a mí se me ocurriría poner en duda a quienes luego les voy a pedir regalos. La verdad es que no quiero nada material. No es porque no sea consumista, materialista ni movidas de esas, es porque lo que me gusta ya me lo compro yo misma. Bueno tengo un límite, así que si me queréis regalar un coche me acordaría mucho de vosotros en mis viajes a Soria.

Si os vais a poner muy tiquismiquis con lo de haber sido buena pues ya la hemos liado. He sido buena y mala, depende de a quién preguntéis, pero una cosa está clara: hay gente mucho más puta que yo y encima las cosas le salen bien (o por lo menos eso quieren algunas que creamos) Así que podíais estiraros, que es Navidad y nos obligan a ser generosos aunque a muchos les salga del alma darle algo al otro.

Si veis a Papa Noel decidle que vuelva, que pasábamos una muy buena tarde cuando aparecía cargado de regalos en casa de mi tía. Y dadle las gracias de mi parte que venir desde esos mundos hasta Soria es todo un detalle.

Joder, todo este rollo y aún no he dicho lo que quiero. Uy perdón por el joder, mierda lo he vuelto a decir. Quiero salud, sí salud para mí y también para mi gente. Que no vuelva a haber sustos como el del año pasado y os podéis meter las infecciones de oído por donde os quepan. También quiero dos mejillas y una espalda nuevas, unas sin heridas; y una escala de grises que mi blanco o negro a veces no ayuda demasiado. Si no os importa ¿podríais traerme algo de autocontrol? Es que no puedo evitar que mis emociones hablen por mí y luego lío las que lío. No os voy a pedir la paz en el mundo ni utopías de ésas que me imagino que ya las pondrán las mises en sus cartas. Además dudo que lo consigáis, que esos temas dependen de los políticos y a ésos no hay cabrón, perdón carbón, que les haga entrar en razón.

Bueno pues ya me voy despidiendo. Como tendréis muchas cartas que leer con sus correspondientes pedidos os hago un resumen de lo que quiero para que os sea más fácil: dejadme como estoy.

Besos y abrazos para los tres.


Pd. 1: un poco de paciencia y memoria no estaría de más.
Pd. 2: si no es mucha molestia, el coche que no sea blanco por favor.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Sabes? Te escribí un texto, un texto lleno de rabia. Lo he tirado. Si quieres destruirte hazlo tú misma, yo no pienso ayudarte. Además, me gustaría poder decírtelo a la cara. Empezaría pidiendo perdón, tengo que reconocer que no fueron formas, y acabaría diciéndote que te has arruinado la vida. Entre medias podría echarte tantas cosas en cara que no merece la pena decírtelas. En realidad no sé por qué apareces ahora, si dejas morir una amistad no sé para qué remueves las cenizas. Tampoco entiendo qué haces metiéndote en mi blog ¿qué esperas encontrar? Hace tiempo ni me mirabas cuando os lo leía. Pero no voy a seguir escribiendo, va a ser tu último texto, el punto final a todo esto. Bueno, una última cosa: dejaste de luchar, dejaste de luchar el mismo día que decidiste que perder peso era lo único que importaba. Punto final.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Hoy es tu cumpleaños pero tú no estás para celebrarlo. Duele venir a Soria y no ir a visitarte. Ni siquiera me paso por tu barrio, ver los recuerdos cubiertos de cemento escuece demasiado. Me gusta pensar que heredé algo más de ti que el nombre pero eres de esa clase de personas que de buenas escasean, ésas que hacen al ser humano humano, ésas que sacan adelante ellas solas a seis hijos en tiempos de posguerra, ésas que aman tanto la vida que cumplen más de noventa años, ésas que no pierden la sonrisa ni en el hospital. Siempre cantas las canciones de Cine de Barrio; sales a pasear pero sólo un rato, me gusta tanto cuando es a mí a quien coges del brazo; siempre quieres comer un trozo de la tarta de tu cumpleaños porque a ti el médico no te ha prohibido nada. No se puede llamar vida a lo que te retiene. Acabar inmóvil en una cama es un castigo demasiado grande para una persona que hace que su mundo se mueva, un castigo que no mereces. No pienso utilizar el pasado contigo, no se puede utilizar el pasado con una persona a la que tienes tan presente. Feliz cumpleaños abuela.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

viernes, 3 de diciembre de 2010

Hoy has venido a mi mente, bueno como todas las veces que oigo tu nombre. Hace más de siete años que no nos vemos pero recuerdo tu cara perfectamente. Me pregunto cómo estarás, si vas a la universidad o en dónde trabajas. La verdad es que lo de estudiar no te iba mucho. ¿Pensarás alguna vez en mí? Mi nombre no es tan común como el tuyo. Recuerdo todos los años a tu lado como si fueran ayer. El colegio no fue lo mismo desde que te fuiste y ver “Compañeros” perdió su sentido porque al día siguiente no estabas para comentarlo. Cómo olvidar ese viaje en autobús, éramos unos críos pero unos críos que se comían el mundo juntos. ¿Tendrás un buen recuerdo de mí? ¿Tendrás si acaso algún recuerdo? Hablamos un día. Esto de las tecnologías acorta distancias pero es tan frío. No te lo dije pero me temblaban las manos. Sonreía mientras me contabas que todo te iba bien y que tenías novia. Me alegró saber que eras feliz aunque yo ya no estuviese a tu lado. Te sorprendió todo lo que había cambiado mi vida, pero yo también era feliz. Y lo sigo siendo, no te necesito, a veces te echo de menos, echo de menos ese pasado, pero ya no te necesito. Recuerdo perfectamente el último día que nos vimos, los dos solos, sentados el uno al lado del otro, callados, sobraban las palabras y faltó un abrazo. Dolió que te fueras pero creo que irte sin despedida te dolió aún más a ti. Dentro de unos mese iré a vivir a la ciudad en la que vives, o en la última en la que sé que estás. Quizás nos encontremos un día. Lo dudo, Madrid siempre me pareció demasiado grande.

miércoles, 1 de diciembre de 2010




el domingo =)