miércoles, 29 de septiembre de 2010

Todos los días iban al mismo bar. Él para escribir sus relatos, ella porque quedaba allí con sus amigos. Él no paraba de mirarla, ella apenas reparaba en su presencia. Desbordaba vitalidad. No paraba de hablar, de reír, de ir de un lado para otro, siempre con paso firme. Se enamoró de ella. A sus cuarentaytantos y enamorado como un adolescente. A ella le mataba la curiosidad. ¿Qué escribiría ese señor? No lo dudó, fue y se lo preguntó. Él vio en aquello una buena oportunidad para decirle todo lo que sentía. Sus personajes hablarían por él. Y allí estaba, cambiando sus relatos de siempre por historias de amor. ¡Dios mío escribiendo historias de amor para una veinteañera! Por más que lo repetía no llegaba a creérselo. Ella esperaba con impaciencia cada relato y él maldecía a los que aseguraban que el amor no tiene edad. Estaba seguro de que ningún chico joven podría llegar a quererla como él lo hacía pero no podía quitarle tantos años de su vida. Nunca le dijo lo que en realidad sentía y ella nunca le confesó que se enamoró del protagonista.

martes, 28 de septiembre de 2010

Echo de menos Soria.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Ni yo soñaba contigo, ni tú vendrías a París conmigo. No importaba con quién pasábamos la tarde, era de noche y estábamos juntos. No era sexo sin amor, eran dos almas matando la nostalgia. Ni yo te esperaba en casa, ni tú en la puerta del trabajo. No nos queríamos pero nos quitábamos el frío. Ni yo te pedí que te quedaras, ni tú esperaste a que aquel árbol tirara la última hoja. No nos exigíamos explicaciones porque en realidad no nos importaban. Ni yo congelaba momentos, ni tú parabas el tiempo a mi lado. Llegamos a echarnos de más, y por momentos también de menos.

Llegó el otoño… pero ninguno de los dos ha vuelto

sábado, 25 de septiembre de 2010

viernes, 24 de septiembre de 2010


“Palabra por palabra” voy a intentar escribir un regalo, ir juntando “relocos y recuerdos.”

Te conocí “el próximo verano” y de eso hace ya unos años. Apareciste de repente y “mi buena suerte” hizo que te quedaras. Así espero que siga siendo, que “no eches a volar” y que estés ahí “para siempre”.

Te enamoras como un “adolescente”. Entregas todo, “cómo decirte” que a veces igual demasiado. Pero “cómo duele” ver que la persona a la que quieres te hiere, que por todo lo que das recibes desengaño. Pero “sé bien” que un día aparecerá alguien en tu vida que te merezca, que sepa darse cuenta del tío que tiene delante y que te abrigará “cuando llegue el frío.”

Como buen cachondo padeces “la epidemia” aunque también eres capaz de recitar “poemas en el tejado” cuando crees haber encontrado a tu chica “perfecta”.

Me encanta que añadas pasos a mi baile, que es ya nuestro baile y que subas a la tarima y bailes el “tango del feriante”. Me gusta que luches por lo que sientes, que caigas y te levantes y que “la distancia” de Salamanca no te haya hecho dudar de que siempre “nos volveremos a encontrar”. Feliz cumpleaños Adri.








jueves, 23 de septiembre de 2010


Te debo un texto, por no acordarme de escribírtelo por tu cumpleaños y por no acordarme de escribirte anteayer. Te debo un texto porque por mucho que seas huraño a todos nos gusta que nos digan lo que piensan de nosotros y a ti nunca te lo hemos dicho.

Un texto por ser el chico de la Cuadrilla de la Muerte, por irte de vacaciones con cuatro chicas ¡qué tiene su mérito!, por conducir hasta el fin del mundo si hace falta. Pero no sólo por aguantarnos sino además por hacernos reír, por regalarnos tan buenos momentos.

Un texto porque fueron largas conversaciones al principio de conocernos, porque conseguiste que Chayanne me llamase por mi cumple y porque encontrar un escrito que me diste hace años consigue que me emocione.

Un texto porque cuando dentro de años acabes en una cueva asustando a los niños, nosotras iremos a verte.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

- Hola.

- Hola.

- ¿Qué tal todo? Osea, ¿qué tal estás? ¿Estás bien?

- Sí.

- Un poco absurdo hacer tres preguntas preguntando lo mismo.

- La verdad que un poco sí.

- Me he puesto nervioso, quería saber si estás bien, no en general, sino en cuanto a lo que se refiere a nosotros.

- Esto es un poco surrealista. Rompimos hace un mes, llevo intentando esquivarte desde ese día, evitando los sitios por donde sueles estar, rodeando media ciudad para no pisar los que eran nuestros lugares pero no sé por qué coño el destino o como quieras llamarlo ha hecho que coincidiéramos. Sinceramente, voy a irme, esta conversación es absurda.

- Por favor, no te vayas.

- No voy a quedarme. Además voy con dos amigos y tenemos prisa.

- Sí, ya lo sé. He visto cómo veníais riendo hasta que os habéis encontrado conmigo. ¡Dios cómo echo de menos esa risa! Apenas duermo pensando que te he hecho daño y que he matado tu risa, que las lágrimas por lo imbécil que fui no te dejarán sonreír.

- Hace tiempo me prometí que pasase lo que pasase siempre reiría. Lo que pasa es que ahora ya no río por ti.

martes, 21 de septiembre de 2010

Tomar decisiones no es fácil; siempre queda la duda de si hemos hecho o no lo correcto. Tomar decisiones no es nada, nada fácil; pero ayuda saber que pase lo que pase habrá alguien ahí.




y miro para atrás...quedan los de siempre.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Hablo de hace años, cuando todo era extraño, cuando para huir de los engaños, yo compuse mis sueños.


La misión, Nach

martes, 14 de septiembre de 2010

Me llamas a las cinco de la mañana, supongo que para preguntarme qué tal. Es una llamada extraña, no por la hora sino porque hace dos años que no sé nada de ti. Estoy nerviosa, no sé qué decir, ni siquiera sé si descolgar diciéndote dígame u hola. ¿Qué se le dice a una persona que hace ya dos años que decidió dejar de llamar? Pienso que estoy desentrenada, nunca me ha gustado hablar por teléfono y después de tanto tiempo la conversación entre nosotros no será tan fluida como antes. No sé si soy capaz de decir todo lo que pienso, las cosas que todo este tiempo han rondado mi cabeza, dos años es mucho tiempo y temo olvidarme de algo. Qué coño te pasa, en serio tío llevas dos años sin llamarme y lo haces a las cinco de la mañana, di, qué coño te pasa. Sí, creo que es una buena forma de descolgarte el teléfono. ¿Qué me echas de menos? ¿Es una broma no? No puedes dejar de hablar con una persona y decirle dos años después que la echas de menos. ¡Dios, no puedes echar de menos a una persona a la cual abandonaste, a la cual decidiste dejar de llamar sin tan siquiera darle una explicación! No puedes ni imaginarte el daño que me hiciste, el dolor que sentía con cada llamada sin respuesta, las noches que pasé sin dormir esperando que la luz del móvil se encendiera, la impotencia que sentía por no saber el por qué.

Muchas veces pienso que debería haberte cogido el teléfono esa noche y decirte lo que pensaba. No lo hice, creo que una parte de mí sabía que si lo descolgaba, te hubiera contado que aún te echo de menos.

lunes, 13 de septiembre de 2010



Se me acaban los sueños que te estuve contando,
se me acaban las ganas que tenía de ti.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Hoy he visto la muerte en los ojos de otros. El dolor, la ansiedad, el más absoluto desconsuelo. Un día te levantas y ya no vuelves a hacerlo, un día te levantas y pasas a ser recuerdos. Sin previo aviso, sin preámbulos. Y en ese momento llega el juicio final, no el que te llevará al cielo o al infierno, sino el “juicio final” de las personas que te conocieron. Ése que marca tu paso por la vida, ése que refleja el tipo de persona que llegaste a ser, porque así será cómo te recuerden.

Lloramos la muerte, es la clara muestra de la impotencia que sentimos ante ella. Lloramos… y no hay palabras que consuelen, no hay palabras porque no cabe decir nada, sólo: descansa en paz.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Te pienso. Te echo de menos. No sé por qué pero siempre que un día se me hace cuesta arriba vienes a mi cabeza. No lo entiendo. Hace mucho tiempo que nuestras vidas siguieron caminos distintos, han cambiado muchas cosas. Pero aún así aparecen tus recuerdos. Quizás sea por la forma en que me calmaban tus abrazos o por lo bien que me hacía sentir tu sonrisa. Supongo que ante días malos, los buenos tiempos hacen de escudo. Pero eres solo pensamiento, solo recuerdo y el pasado también duele. Aún suenan en mi cabeza todas las promesas incumplidas, todos los sueños que ya no soñaremos juntos.

De verdad que no lo entiendo, pero el pensarte hace a los días cuesta arriba un poco más llevaderos.

martes, 7 de septiembre de 2010

Manifiesto de autoayuda

Hoy no toca contar una historia, hablar del amor, el desamor y esas mierdas. Hoy no me aguanto ni a mí misma así que imagina a los demás. Me canso de reír siempre, de aparentar que absolutamente todos los días del año son buenos (nota aclaratoria: nadie, absolutamente nadie, está bien los 365 días) Me desquicia tener sentimientos contradictorios y que todos los putos zapatos me hagan rozadura. No quiero irme a Salamanca, sé que una vez allí diré todo lo contrario, pero sinceramente hacer y deshacer la maleta durante cuatro años a veces cansa. No me gusta vivir en dos ciudades, hace que por momentos sienta que no encuentro mi sitio. Me irrita que no me hagan caso, sí hablo mucho, pero si lo hago quizás es porque quiero compartir lo que pienso contigo. Me duele no recibir lo mismo que doy, y en realidad da igual porque seguiré dando, nunca aprendo. Me sorprende que sobre de mi vida gente que antes ocupaba un lugar importante en ella. Me esperaba algo más de ciertas personas.

Pues va a ser cierto que mandar el mundo a la mierda por un momento resulta terapéutico.

lunes, 6 de septiembre de 2010

No desees cosas malas a nadie, quizás tú merezcas cosas peores.

jueves, 2 de septiembre de 2010

A vosotros que lloráis la muerte y acabáis con vidas, que lloráis de alegría y os reís del de al lado. A vosotros que lucháis por la libertad y sois esclavos de la tecnología, que lucháis por conseguir la paz. A vosotros que sois capaces de hacer las cosas más crueles y también las más altruistas. A vosotros que estáis llenos de sueños y de miedos que os impiden conseguirlos. A vosotros que vivís como si fueseis inmortales y una medicina es capaz de mataros. A vosotros que os comportáis como cobardes y alardeáis como valientes. A vosotros que os caéis y levantáis sin saber que el volver a caer os hará más fuertes. A vosotros que juzgáis a los demás pensando que nunca seréis juzgados. A vosotros que medís lo que valéis por la cantidad y tamaño de las cosas que tenéis y no por lo que sois. A vosotros simples y llanos mortales. Llenos de ilusiones… pero mortales al fin y al cabo.

miércoles, 1 de septiembre de 2010