martes, 14 de septiembre de 2010

Me llamas a las cinco de la mañana, supongo que para preguntarme qué tal. Es una llamada extraña, no por la hora sino porque hace dos años que no sé nada de ti. Estoy nerviosa, no sé qué decir, ni siquiera sé si descolgar diciéndote dígame u hola. ¿Qué se le dice a una persona que hace ya dos años que decidió dejar de llamar? Pienso que estoy desentrenada, nunca me ha gustado hablar por teléfono y después de tanto tiempo la conversación entre nosotros no será tan fluida como antes. No sé si soy capaz de decir todo lo que pienso, las cosas que todo este tiempo han rondado mi cabeza, dos años es mucho tiempo y temo olvidarme de algo. Qué coño te pasa, en serio tío llevas dos años sin llamarme y lo haces a las cinco de la mañana, di, qué coño te pasa. Sí, creo que es una buena forma de descolgarte el teléfono. ¿Qué me echas de menos? ¿Es una broma no? No puedes dejar de hablar con una persona y decirle dos años después que la echas de menos. ¡Dios, no puedes echar de menos a una persona a la cual abandonaste, a la cual decidiste dejar de llamar sin tan siquiera darle una explicación! No puedes ni imaginarte el daño que me hiciste, el dolor que sentía con cada llamada sin respuesta, las noches que pasé sin dormir esperando que la luz del móvil se encendiera, la impotencia que sentía por no saber el por qué.

Muchas veces pienso que debería haberte cogido el teléfono esa noche y decirte lo que pensaba. No lo hice, creo que una parte de mí sabía que si lo descolgaba, te hubiera contado que aún te echo de menos.

3 comentarios:

  1. puede que yo tampoco lo hubiera cogido...

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  2. Y es que hay palabras, que es mejor callarse, por el bien de uno mismo...

    Un abrazo! :)

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  3. Buf...

    Me he quedado helada. ¿Sabes?... Te comprendo. A mí con varias -ex me pasa lo mismo. No hablamos. Y si alguna vez, alguna llamase por teléfono, cosa que dudo, porque he cambiado de número de teléfono, lo descolgaría, pero solo porque como te digo, soy romántica, y pienso que a las personas hay que escucharlas, que siempre se merecen la segunda oportunidad para ser escuchadas. Luego, ya sabría lo que le tengo que decir...

    Un abrazo.

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