martes, 30 de noviembre de 2010

Hazme reír. Y no te vayas nunca. Y abrígame este frío que me sube por la espalda. Y acaba con noviembre. Y alarga el tiempo juntos. Y quiéreme. Y llévame a Paris con un beso. Y hazme gritar tu nombre empapada en sudor. Y mírame. Y átame a la vida, a tu vida, nuestra vida. Y quítame el miedo de perderte. Y se almohada en mis decisiones. Y desnúdame si tiemblo. Y cuéntame historias donde haya perdices. Y acepta mis defectos. Y escúchame aunque no pare de hablar. Y enamórame con pequeños detalles. Y vente al cine en vez de ver el partido. Y se timonel en los malos momentos y brújula en la noche. Y desquíciate con mis manías. Y enséñame a bailar. Y hazme reír otra vez. Y déjame si yo no te doy lo mismo.

sábado, 27 de noviembre de 2010

- Todavía es pronto para irse a casa.
- ¿Qué quieres que haga? Mis amigas me han dejado colgada yéndose cada una con un tío a cuál más feo. La situación ya es bastante humillante pero si encima un desconocido se da cuenta y te lo dice, es más humillante todavía.
- Si te sirve de consuelo los feos de los que hablas son mis amigos.
- Lo siento no quería insultarles, bueno sí, la verdad que no son muy guapos que digamos.
- Se me ocurre algo mejor que irte a tu casa.
- No pienso ir a la tuya.
- ¿Y a otro bar a tomar una cerveza?
- Pero pago yo, bienvenido al siglo XXI. La gente está equivocada con eso de la igualdad, hay gente que confunde la lucha de la mujer con que las cosas tornen y entonces las mujeres estén por encima. Eso no es igualdad, es dejar de estar abajo para estar arriba y eso le gusta a todo el mundo pero nadie quiere dejar de estar arriba, cosa lógica y normal. Buf… vaya chapa te estoy dando, tú cuando veas que empiezo con uno de mis discursos córtame.
- Me gusta escuchar que tienes valores y que encima los defiendes.



- Vaya se ha hecho de día. Qué rápido se ha pasado el tiempo.
- La verdad que sí. Hacía tiempo que no pasaba toda la noche hablando con una persona sin mirar ni una vez el reloj. Oye… me preguntaba, vamos si quieres, bueno que si no te importa, que si me das tu número de teléfono.
- Con una condición.
- ¿Cuál?
- Que me llames.
- Bueno igual no ha sido muy buena idea. En realidad estoy muy liado con los exámenes de fin de carrera y dudo que tenga tiempo para quedar. Aunque bueno, ir de cañas nunca viene mal después de todo el día estudiando.
- A ver si te aclaras. Y además, yo no te he dicho eso. Te he dicho que me llamaras. Venga, hasta acepto mensaje como animal de compañía. Casi hemos llegado a mi casa.
- Te acompaño hasta el portal.
- Con una condición.
- ¿Otra? ¿Y yo cuándo pongo condiciones?
- Cuando quieras, nadie te prohíbe que las pongas.
- No se me ocurre ninguna. ¿Cuál es tu segunda condición?
- Que cuando lleguemos a mi portal nos daremos dos besos y listo, nada de escenas de película, ¿de acuerdo?
- De acuerdo.
- ¿Seguro?
- Seguro.
- Vale, pues hemos llegado.
- Bueno pues lo dicho, dos besos y listo. Ha sido una buena noche.
- Sí, yo también lo creo.
- Adiós.



- Jajaja ¿Para qué me llamas? Ni siquiera he entrado en casa. Nos acabamos de despedir.
- Me dijiste que me dabas tu número si te llamaba. Bueno pues te llamo. Y no voy a colgar hasta que no cumplas mi condición.
- ¿Qué condición?
- Vernos mañana.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Despiértate, venga abre los ojos. Despiértate por favor. Dime algo, lo que sea. Joder di algo. ¿Has movido los ojos? Sí, sí los has movido, vuelve a moverlos. Venga vuelve a moverlos. Eres gilipollas, en serio eres un gilipollas. Voy a irme, te juro que voy a irme de este puto hospital y entonces vendrás diciendo que todo ha sido una broma, una broma pesada de las tuyas. No tiene gracia ¿me oyes? No tiene nada de gracia. Y ese pitido, dios cómo odio ese pitido, pero es lo único que me dice que sigues vivo. Un pitido, un misero pitido, tu voz se ha reducido a una mierda de pitido. Esto no se le hace a una amiga. Tenías que coger el coche, tenías que montarte en ese puto coche. Y qué, ahora qué, ahora no coges ni mi mano y aquí estoy yo como una auténtica idiota imaginándome que mueves los ojos. Me niego a que te quedes así, tú no eres así. Ya no te ríes, no puedes rendirte. Venga ríete, haz un esfuerzo. Te estoy tocando la oreja, te estoy tocando las dos orejas. Mándame a la mierda, venga mírame mal como hacías siempre que te tocaba la oreja. Despierta, despierta por favor y haz que yo despierte de esta pesadilla.

domingo, 21 de noviembre de 2010

[...Y sé que te tengo que perdonar,
meter las manos en todos los poemas
y arrinconar tu recuerdo en la playa
donde deben descansar las personas
que aunque te hayan herido
te dieron la recompensa más importante de tu vida a cambio:
despertarte.]


Poema febril, Marwan

viernes, 19 de noviembre de 2010

domingo, 14 de noviembre de 2010

Hoy vuelvo a cometer los mismos errores, esos que juré que ya no cometería, esos que creí haber aprendido. Hoy vuelvo a sentirme como antes, vuelve esa sensación rara que no me gusta. Hoy no tengo la otra mejilla para poner y pongo las dos, pero empiezan a tener demasiadas heridas. Hoy duele más que ayer porque llueve sobre mojado. Hoy vuelvo a perder fuerzas. Hoy empiezo a plantearme que sigo sobrevalorando ciertas cosas. Hoy vuelvo a recordar que todo lo que sube, baja, sube y ten por seguro que baja. Hoy es noviembre y no me sienta bien. Hoy llevo el pasado a cuestas y un apoyo menos sujetándolo. Hoy sigo sin saber ir a favor del viento, sigo andando a contracorriente y empiezo a cansarme. Hoy saldría corriendo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Te encuentro sin buscarte y no sé dónde colocarte. Dónde colocar los recuerdos, dónde colocar lo que fuimos. Te comportas como si no tuviésemos un pasado juntos, como si yo no fuera la misma. Está claro que tú ya no eres el mismo. Llega a doler, hace que me pregunte si ya olvidaste todo lo que vivimos. Te acercas, demasiado cerca, tonteas, juegas conmigo. La primera norma del juego es que no haya sentimientos. Los hay, aunque a ti parece darte lo mismo. Dueles, es como echar sal a una herida que aún no ha cicatrizado.

Yo no quería encontrarte, hace mucho que dejé de buscarte.

viernes, 12 de noviembre de 2010

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Es como un camino, uno con sus cuestas arriba y abajo, con piedras, pedruscos y socavones. No es un camino cualquiera, cada uno tiene el suyo y se acaba, siempre se acaba, aunque algunos lo caminen creyendo lo contrario. Hay millones de ellos, algunos pasan tan lejanos que no puedes verlos, otros se cruzan con el tuyo y otros no eres capaz de descubrirlos aunque vayan paralelos al tuyo. No es algo asfaltado, algo que está predeterminado y que tú sólo tienes que recorrer. El camino lo construyes tú poco a poco cada día. Tienen salidas y entradas por donde pueden aparecer o desaparecer distintas personas, e incluso uno mismo. Personas que te ayudarán a andar, que te empujarán en las cuestas arriba y que te frenarán en las cuestas abajo, que evitarán que caigas, que intentarán allanarte el camino. Pero también habrá personas que aunque anden a tu lado, sin saber muy bien por qué y aunque tú las hayas ayudado, en ciertos tramos del camino te tirarán pequeñas piedrecitas, piedrecitas que no conseguirán que te pares pero que te harán rozadura. Y por supuesto habrá personas que directamente echarán pedruscos evitando que puedas seguir hacia delante. Como ya he dicho antes, tú construyes tu camino y ten en cuenta que cada tramo superado será algo nuevo aprendido.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Odio las tardes de domingo. No porque sean domingo. Las odio porque antes me gustaban. Antes venías a verme y siempre traías castañas. Pasábamos la tarde mirándonos, hablando y bueno también haciendo otras cosas. Pero hoy es domingo, domingo de resaca, domingo de resaca después de un concierto y no hay ni miradas, ni castañas, ni sexo. Las camas vacías deberían estar prohibidas, sigo teniendo pesadillas y aún hoy, después de tanto tiempo, me giro para abrazarme a ti, pero tú ya no estás calentando ese lado de la cama y al miedo se le suma el frío. Aún recuerdo las noches de conciertos, las miradas cómplices entre tanta gente, la forma en la que me tocabas el culo sin que los demás se dieran cuenta. Nadie conseguirá hacerme reír como tú lo hacías, ni sonrojarme cuando te pillaba mirándome de reojo cuando me desvestía. Las tardes de domingo son una auténtica mierda porque estoy sola y pienso en cuando tú y yo, nosotros, nos comíamos el mundo. Y es cuando realmente me doy cuenta de que ya nadie acabará las discusiones con un “te quiero”, ni me dejará tocarle la oreja, ni me acariciará el pelo como tú lo hacías.

Odio las tardes de domingo. Y cualquier día que me diga que te he perdido.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Pequeños detalles

Venir a buscarme a la estación, preguntarme qué tal estoy, llamarme en las canciones que sabes que me gustan, llamarme en las que sé que te gustan, pasar por Burgos, comentar en el blog, felicitarme desde Londres y México, un regalo de cumpleaños dos días después, irse a la una a dormir porque mi bus llega tarde, San Valentín en Madrid, hablar a tus amigos de mi blog, mails diciendo lo orgullosa que estás de mí, grabar todos los grandes momentos cantautoriles en cd, canciones de buenos días, contestar a mis por qués, escucharme cuando no paro de hablar, venir a buscarme a la facultad y que yo ya me haya ido, fotocopiar la hoja del periódico cuando publican algo mío, estar ahí.

Pequeños detalles que os hacen grandes.

sábado, 6 de noviembre de 2010



... qué le voy a hacer...

jueves, 4 de noviembre de 2010

"Por la boca vive el pez" Parte IV

"Identifican al asesino de la pecera. Si usted ve al sujeto que aparece en la imagen inferior avisen inmediatamente a la policía. Gracias a las declaraciones de los testigos y a la investigación llevada a cabo se ha determinado que el asesino de la pecera es un hombre blanco de unos 50 años de edad. El sujeto siempre actúa los martes, aborda a las víctimas cuando se despiden de las personas con las que están y se dirigen hacia casa. Las mata en el portal y las arrastra hasta una furgoneta. Conduce hasta los alrededores del río donde tiene una cabaña. Cuelga los cadáveres al techo clavándoles un anzuelo en la boca. Cuando el cadáver llega a un estado de putrefacción les arranca la mandíbula y la tira al río. En los portales siempre deja una nota: "por la boca vive el pez". Los expertos advierten que es un sujeto muy peligroso y no descartan que padezca alguna psicopatología."

No puedo explicar qué es lo que me llevó al río. En qué coño estaba pensando para ponerme en peligro de esa forma. No estaba. Quería verle pero la verdad es que respiré al no encontrarle. En el lugar de siempre había una nota: "por la boca vive y muere el pez."

Encontraron su cadáver en el río tres días después.

martes, 2 de noviembre de 2010

"Por la boca vive el pez" Parte III

Los días iban pasando y pronto llegó el frío. Nevaba y por primera vez odié la nieve. Seguramente el río tendría una capa de hielo y no se podría pescar. Pero allí estaba él y sorprendentemente el cubo que llevaba siempre, estaba lleno. "Debes ser muy buen pescador, a nadie se le ocurriría ir de pesca un día como hoy y tú has llenado el cubo". "A nadie se le ocurre pescar como lo hago yo. Hay que saber esperar, observar el río, localizar el mejor pez de todos, fijarte en todos y cada uno de sus movimientos y ¡zas¡ atacarle cuando menos se lo espere, cuando se haya separado del resto de sus compañeros." No sé si fue porque la pesca no me gusta pero oír ese relato me provocó un escalofrío. Me contó que no tenía televisión y que no compraba nunca periódicos porque no llegó a aprender a leer del todo bien. Desde entonces, siempre iba a comprar el periódico antes de bajar al río y le leía las noticias más destacadas. La verdad que eran bastante repetitivas, no hablaban más que de crisis, muertes, falta de infraestructuras y de fútbol. Pero una mañana me dio un vuelco el corazón cuando leí la noticia que venía en portada. Bajé corriendo al río.

lunes, 1 de noviembre de 2010

"Por la boca vive el pez" Parte II

Me acerqué, la verdad es que mis ganas de saber algo más de ese extraño señor fueron las que me hicieron andar en su dirección. Estuvimos hablando un buen rato de pesca, la verdad es que yo no tengo mucha idea así que habló él casi todo el tiempo. Conocía todos los detalles a la perfección, preparaba todo lo necesario con sumo cuidado, muy despacio, sus movimientos encajaban perfectamente, llega a rozar la patología recuerdo que pensé. Al siguiente día no apareció, no me atrevía a preguntarle por qué los martes no bajaba al río. Era un señor sobrio, con semblante serio pero todo lo que decía estaba lleno de optimismo. Le conté que no pasaba por un buen momento, no encontraba trabajo y mi novio me había dejado por una rubia mucho más guapa y lista que yo, bueno lo de lista no, en realidad era una gilipollas. "Esta vez vas a tener que currarte el discurso, una recién licenciada parada y cornuda". "Encontrarás trabajo, nada que merezca la pena se consigue sin esfuerzo. Y en cuanto a lo otro, sólo un idiota es capaz de dejar a una chica por una rubia". Consiguió sacarme una carcajada, hacía tiempo que no me reía.