Despiértate, venga abre los ojos. Despiértate por favor. Dime algo, lo que sea. Joder di algo. ¿Has movido los ojos? Sí, sí los has movido, vuelve a moverlos. Venga vuelve a moverlos. Eres gilipollas, en serio eres un gilipollas. Voy a irme, te juro que voy a irme de este puto hospital y entonces vendrás diciendo que todo ha sido una broma, una broma pesada de las tuyas. No tiene gracia ¿me oyes? No tiene nada de gracia. Y ese pitido, dios cómo odio ese pitido, pero es lo único que me dice que sigues vivo. Un pitido, un misero pitido, tu voz se ha reducido a una mierda de pitido. Esto no se le hace a una amiga. Tenías que coger el coche, tenías que montarte en ese puto coche. Y qué, ahora qué, ahora no coges ni mi mano y aquí estoy yo como una auténtica idiota imaginándome que mueves los ojos. Me niego a que te quedes así, tú no eres así. Ya no te ríes, no puedes rendirte. Venga ríete, haz un esfuerzo. Te estoy tocando la oreja, te estoy tocando las dos orejas. Mándame a la mierda, venga mírame mal como hacías siempre que te tocaba la oreja. Despierta, despierta por favor y haz que yo despierte de esta pesadilla.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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impotencia...
ResponderEliminarÚltimamente te sales... me encanta lo que estás haciendo, hay un soplo de aires nuevos por aquí, no sé qué habrá pasado pero me gustan los resultados.
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