Me acerqué, la verdad es que mis ganas de saber algo más de ese extraño señor fueron las que me hicieron andar en su dirección. Estuvimos hablando un buen rato de pesca, la verdad es que yo no tengo mucha idea así que habló él casi todo el tiempo. Conocía todos los detalles a la perfección, preparaba todo lo necesario con sumo cuidado, muy despacio, sus movimientos encajaban perfectamente, llega a rozar la patología recuerdo que pensé. Al siguiente día no apareció, no me atrevía a preguntarle por qué los martes no bajaba al río. Era un señor sobrio, con semblante serio pero todo lo que decía estaba lleno de optimismo. Le conté que no pasaba por un buen momento, no encontraba trabajo y mi novio me había dejado por una rubia mucho más guapa y lista que yo, bueno lo de lista no, en realidad era una gilipollas. "Esta vez vas a tener que currarte el discurso, una recién licenciada parada y cornuda". "Encontrarás trabajo, nada que merezca la pena se consigue sin esfuerzo. Y en cuanto a lo otro, sólo un idiota es capaz de dejar a una chica por una rubia". Consiguió sacarme una carcajada, hacía tiempo que no me reía.
lunes, 1 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
habrá tercera parte, no? me quedé con ganas de más!
ResponderEliminar