miércoles, 29 de septiembre de 2010

Todos los días iban al mismo bar. Él para escribir sus relatos, ella porque quedaba allí con sus amigos. Él no paraba de mirarla, ella apenas reparaba en su presencia. Desbordaba vitalidad. No paraba de hablar, de reír, de ir de un lado para otro, siempre con paso firme. Se enamoró de ella. A sus cuarentaytantos y enamorado como un adolescente. A ella le mataba la curiosidad. ¿Qué escribiría ese señor? No lo dudó, fue y se lo preguntó. Él vio en aquello una buena oportunidad para decirle todo lo que sentía. Sus personajes hablarían por él. Y allí estaba, cambiando sus relatos de siempre por historias de amor. ¡Dios mío escribiendo historias de amor para una veinteañera! Por más que lo repetía no llegaba a creérselo. Ella esperaba con impaciencia cada relato y él maldecía a los que aseguraban que el amor no tiene edad. Estaba seguro de que ningún chico joven podría llegar a quererla como él lo hacía pero no podía quitarle tantos años de su vida. Nunca le dijo lo que en realidad sentía y ella nunca le confesó que se enamoró del protagonista.

5 comentarios:

  1. Muy respetable la decisión de él..eso de no atreverse a quitarle tantos años de su vida (de su juventud).

    PD:lo sé, yo quiero tormentas de esas bajo mantas, con cristales empañados y cafés calientes y cargados, pero por aquí, en el mediterraneo, no llega nada de eso.

    mua!

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  2. Jajajaja,yo encantada de que me la mandes, pero ¿cabe tal tormenta, de esas con nieve y todo, caben en un sobre?

    aiisss disfrutalas, tu que puedes!!:)

    PD:la manta ya la tengo, por si las moscas..

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  3. historias que acaban en simples recuerdos...

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  4. Amores inconfesables. Quizás su única función sea ponerle sal a nuestras vidas y llenar nuestros días de increíbles momentos (quién no se ha emocionado con una mirada obtenida del ser que nos quita el sueño, como si llevara una promesa de amor eterno).
    Un besote desde el otro lado del munco, sigue escribiendo así, tan lindo, tan llena de sentimientos.

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  5. Hay amores que nunca son y se convierten en bonitas historias. Ambas tal vez no mueran nunca.

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