miércoles, 22 de septiembre de 2010

- Hola.

- Hola.

- ¿Qué tal todo? Osea, ¿qué tal estás? ¿Estás bien?

- Sí.

- Un poco absurdo hacer tres preguntas preguntando lo mismo.

- La verdad que un poco sí.

- Me he puesto nervioso, quería saber si estás bien, no en general, sino en cuanto a lo que se refiere a nosotros.

- Esto es un poco surrealista. Rompimos hace un mes, llevo intentando esquivarte desde ese día, evitando los sitios por donde sueles estar, rodeando media ciudad para no pisar los que eran nuestros lugares pero no sé por qué coño el destino o como quieras llamarlo ha hecho que coincidiéramos. Sinceramente, voy a irme, esta conversación es absurda.

- Por favor, no te vayas.

- No voy a quedarme. Además voy con dos amigos y tenemos prisa.

- Sí, ya lo sé. He visto cómo veníais riendo hasta que os habéis encontrado conmigo. ¡Dios cómo echo de menos esa risa! Apenas duermo pensando que te he hecho daño y que he matado tu risa, que las lágrimas por lo imbécil que fui no te dejarán sonreír.

- Hace tiempo me prometí que pasase lo que pasase siempre reiría. Lo que pasa es que ahora ya no río por ti.

3 comentarios:

  1. encuentros... cuando menos queremos ver a alguien parece que la ciudad se hace más pequeña...

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  2. Perfecto final para tu dialogo:)
    Suerte con los caminos y las calles..

    mua!

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