domingo, 16 de mayo de 2010

Pararía el tiempo, sí ahora mismo, aunque estemos en exámenes, aunque mi vida social se reduzca al tuenti y aunque todo atisbo de fiesta sea celebrar el acabar lo que tenía pensado estudiar hoy. Pararía el tiempo porque sé que dentro de un año, cuando sea quinto el año que termine, no tendré fuerzas para hacerlo.

Ana Belén cantaba una vez que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. ¿Y si ese lugar ha conseguido sacar lo mejor y lo peor de ti, llegar a unos límites que nunca pensaste que llegarías? ¿Qué haces entonces Ana? ¿Qué pasa cuando tienes que ir a un sitio que te hace tanto daño que llega a consumirte poco a poco? ¿Y qué pasa cuando años después el dolor te lo provoca el irte de allí? Salamanca duele, en todos los sentidos. Dolió en un principio y dolerá al final.

No soy capaz de escribir en un texto todo lo que ha significado cuarto, no puedo porque ni soy escritora, ni la felicidad se puede reflejar con palabras. Es bueno tocar fondo, en realidad es necesario. Hundirte, perder, perderte, llorar, dejar de ser quien eres… caer hasta un límite que ni siquiera sabías que existía, tocar fondo para luego tocar el cielo. Sólo si te has hundido sentirás la victoria de salir a flote. Pero no nos engañemos, nadie consigue esto él solo. Ni necesitamos tanto a las personas como pensamos ni somos tan independientes como queremos pensar. Si nuestros padres, amigos, enemigos… fuesen otros, no seríamos lo que ahora somos.

Y es que como me dijo una persona una vez: mejor que el arte de negociar, es el arte de elegir a los demás. Es un don y nadie nace con él, pero puede aprenderse. De los tropiezos en la vida puedes sacar lecciones y llegar a ser capaz de darte cuenta si la gente de tu alrededor merece la pena. Y si no la merece pues no la merece, cuanto antes te des cuenta mejor, menos tiempo perdido. Y en ese momento es cuando debes demostrar si realmente has aprendido el arte de elegir a los demás. Yo lo aprendí, tras muchos malos ratos, doy fe de que lo aprendí. Encontré a gente que siempre está ahí, pase lo que pase, diga lo que diga, haga lo que haga, siempre está ahí. Encontré a “mi gente” de Salamanca.

Fito cantaba una vez que creí que me había equivocado, luego pensé que estoy bien aquí… es gracias a vosotras. Y esto debíais saberlo.

1 comentario:

  1. Hay que ser positivo, empezarás una nueva etapa de tu vida. Lo de marcharte de Salamanca será porque quieres... porque por mucho que nos lo neguemos, somos dueños de nuestros destinos, al no ser que nos abandonemos a un porvenir circunstancial. Las circunstancias son salvables, por lo general.

    Lo de elegir a la gente, es algo que no termina de aprenderse nunca, pero me alegro de que hayas conocido tan buena gente y tan interesante en tu vida. No sabes bien la suerte que tienes.

    Un beso y un abrazo enormes

    Nagore

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