viernes, 21 de mayo de 2010

No es del todo cierto que sólo tengamos una oportunidad para crear una buena primera impresión. Lo cierto es que sólo tenemos una oportunidad para todo. Es irónico, el ser humano es imperfecto por naturaleza, y en vez de reconocerlo nos empeñamos en ponernos la careta de hombre/mujer diez y esconder bajo ella nuestros fallos. Los mismos que nos hacen humanos, los mismos que pueden motivarnos a superarnos, los mismos que nos hacen como somos.

¿Quién puede tirar la primera piedra? ¿Quién no ha cometido un error nunca? Que me lo diga que quiero conocerlo. Darle un abrazo y decirle que lamento que no sea capaz de sentir el dolor que provoca y la satisfacción de aprender de él, quiero decirle que lamento que no sea capaz de vivir. Todos cometemos errores, de hecho, todos tenemos el derecho y la obligación de cometerlos. Pero las ganas de salir victoriosos en una comparación con los demás hace que nos creamos con derecho de no dar otra oportunidad, a veces ni siquiera dar una, a los demás. Y es que somos tan osados que en muchas ocasiones, no nos la damos ni a nosotros mismos. Sólo somos capaces de dar dos, tres, quince oportunidades cuando se trata de la persona a la que queremos, y es que en ese sentido podemos llegar a ser un poco idiotas, pero ése es otro tema.

El no brindar una segunda oportunidad a alguien que cometió un error es una equivocación. Guárdate la piedra anda.

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