jueves, 4 de marzo de 2010

... y los dos ganaron


No esperen leer un gran texto, un texto capaz de hacerles llorar, con frases tan buenas que quieran leerlas dos veces, un texto que consiga hacerles feliz durante 3 horas. Lo siento, yo no hablaba con 9 meses ni he conseguido que 500 tíos griten que quieren follarme hasta el alma, yo no soy una genio de la música.

No esperen sentir con este texto todo lo que yo sentí en su concierto. Dudo mucho que lleven un mes esperando este escrito con una entrada en la mano, leyendo cada línea una y otra vez durante 2 años hasta aprendérselas y gritarlas junto a 1000 gargantas más. Permítanme dudar de que sus caras reflejen el orgullo que yo vi en los ojos de sus dos soles, de los que se parecen tanto a ellos que cargan con sus miedos, de los que siempre están ahí, salvándoles, amortiguando sus golpes y viendo cómo sus hijos esa noche cumplían su sueño.

Un violinista no pone los acentos a este texto, ni una banda los puntos y a parte. No esperen a Carlos, Ismael, Pedro… ni siquiera a Panchita La Cachonda dejarse ver por estas líneas. Ellos acompañan a quien se lo merece, a los que son tan artistas como ellos.

No esperen que este texto les mire a los ojos y les haga sentir, que les vuelva relocos, éste no es mi texto definitivo.

Yo estuve allí, viendo cómo cumplían uno de sus sueños, cumpliendo uno de los míos. Es difícil escribir qué sientes en ese momento, en ese justo instante en el que eres consciente de que estás ahí, delante de ellos, que lo que llevas esperando mucho tiempo se hace realidad, arropada por 1000 personas que sienten algo parecido a lo que sientes tú. Los nervios marcan tus comportamientos, la euforia reflejada en tus movimientos, la felicidad pintada en tu cara, el cansancio inundándote el cuerpo, pero no importa, nada importa, sólo disfrutas el momento.

Nunca he experimentado algo así en un concierto. Quizás porque es algo más que eso, es la prueba de que el esfuerzo merece la pena; que el no rendirse tiene su recompensa; que lo trabajado, lo sufrido, lo disfrutado, lo llorado palabra por palabra, canción por canción, lleva a cada uno a su lugar. Luis y Marwan en directo, Luis y Marwan emocionados, Luis y Marwan en humano.

No sé si llenarán Las Ventas algún día, pero consiguieron llenar a 1000 personas de la más auténtica felicidad durante 3 horas. Y eso señores, sólo lo consiguen los grandes.




¿Saben esa sensación de haber sido tan felices en un lugar que en vez de estar eufóricos porque ha ocurrido, duele el que ya ha pasado? Siempre recordaré aquel concierto, al final dejó su cicatriz.













6 comentarios:

  1. socia! yo de mayor quiero escribir como tu!!
    llenaremos el bar de textos tuyos (como hacen en las cartas de Libertad 8) mientras suenan nuestros CD´s piratas.
    en serio, quizás no llegues al nivel de nuestro Luis, pero transmites muchisimo! y muy bien!

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  2. Cuerpos a la deriva4 de marzo de 2010, 21:34

    jajajaja gracias socio... el nivel de Luis dice,yo te lo agradezco mucho pero vamos que no es q no llegue esq no puedo ni compararme.
    oye como molara nuestro bar,se puede llamar fabrés

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  3. me gusta fabres!
    sino miliki, ke nos viene al pelo!

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  4. cuánto me hubiera gustado ir al concierto!!!!!!! lo que sí que me ha gustado mucho ha sido el texto!!muchas gracias por el comentario!!!

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  5. Tuve la suerte y el privilegio de estar ahí y disfrutarlo y sentirlo igual que tu.
    Gracias por compartirlo!

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  6. Muchas gracias por el comentario Macushla!!! Saludos

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