Nada me retuvo. Me liberé y fui.
Hacia placeres que estaban
tanto en la realidad como en mi ser,
a través de la noche iluminada.
Y bebí un vino fuerte,
como sólo los audaces beben el placer.
Constantino Kavafis
sábado, 9 de abril de 2011
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Bonito, placeres y vino, gran combinación
ResponderEliminarPara vivir a la deriva, sin duda hay que ser audaz. Un texto que invita a la reflexión, gracias.
ResponderEliminarCariños
no lo conocía...
ResponderEliminarCoincido.
ResponderEliminarSolo los audaces "viven" para el placer.
Otros creen que el deber va delante.