domingo, 17 de octubre de 2010

Y ahora viene el texto reivindicativo. Y es que por mucho que lo intento no consigo callar a la pequeña “protestas” que llevo dentro. Miro a mis padres, les digo adiós a través de la ventanilla del bus y la tristeza se apodera de mí. Pero de repente se abre el plano, como si estuviéramos en una película y deja de haber dos personas para haber decenas. No son actores secundarios, esto no es una película, es la cruda realidad. El autobús está lleno de universitarios y sus familias también han ido a despedirse. La impotencia empieza a igualarse con la tristeza. Empiezo a imaginarme sus vidas, qué harán hasta que su hijo llame para decir que ha llegado bien, le echarán de menos o descansarán de hijo por un tiempo, tendrán suficiente dinero o el darle el futuro que su hijo merece les conlleva hacer malabarismos con sus sueldos… No se equivoquen, no estoy diciendo que la gente no deba irse fuera de casa a estudiar. De hecho creo que es necesario, en los años universitarios no aprendes una carrera, aprendes a vivir. Es necesario, pero no debería ser una obligación. La razón que te lleve lejos nunca debe ser que apenas haya carreras en tu ciudad. No es justo que este sistema político permita tanto desequilibrio entre ciudades. Pero no nos engañemos, nosotros también tenemos parte de culpa al permitir que nos traten así.

La tristeza empieza a aumentar cuando, además de a mis padres, le tengo que decir adiós a mi ciudad.

3 comentarios:

  1. Que no te dé pena.
    Al mismo tiempo que te parece un fastidio tener que dejar tu ciudad y tu familia, y piensas que estás en desigualdad de condiciones que otros estudiantes que tienen la facultad en su propia ciudad, tienes la oportunidad de vivir una experiencia que no tendrán ellos nunca. Salir de casa, conocer gente nueva, vivir sola, prepararte para la vida que llega...
    Esas despedidas en la estación, durante tantos años, tienen un lado más gratificante que el que ahora ves.
    Desigualdad de oportunidades? Posibilidad de madurar antes que nadie.
    Un privilegio envidiable.

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  2. Estoy totalemente de acuerdo contigo, pero como bien dices, debería ser un privilegio, no una obligación.

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  3. Supongo que todo depende de cómo se mire, yo siempre quise irme fuera a estudiar, y no pude...así que me quedé en mi ciudad, y fue bien, muy bien, pero siempre me quedé con el pensamiento de qué hubiera pasado si hubiera podido estudiar fuera, qué sería ahora de mi vida, ....seguro que no tendría nada que ver...

    Un abrazo!! :)

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