miércoles, 16 de junio de 2010




Siete de la mañana, coges un autobús, seis horas de viaje te esperan. No puedes dormirte y empiezas a replantearte que quizás los demás tengan razón y sea una locura. Es una locura está claro pero lo que los demás no saben es que las locuras suelen merecer la pena. Se oyen los primeros acordes… sí, merece la pena.

La mejor voz del mundo ahora canta en garajes. Un garaje o un bar o qué más da donde, cualquier sitio es bueno para darse cuenta de que Diana no está bien de la cabeza y la que pregunta por qué la quieren ni te canto o cuento; de que el artista no es el que llena estadios y de que tres años después, la frase se le hizo rutina el dolor sigue doliendo demasiado.

Andrés no es cantautor, es más que eso. No hace música, crea arte. No toca la guitarra, se funde con ella. No sólo consigue emocionarte, sino que no te deja indiferente. Andrés no es marinero, es salitre.

Y aparece Marwan y la música se hace doble. Su complicidad se convierte en melodía y su amistad en risas. Aún me pregunto cómo caben dos grandes en un garaje.

Lo que empieza como una locura express acaba a las siete de la mañana anulando los billetes de vuelta, con dos personas recorriéndose más de 600 km. en una tarde para que pueda disfrutar del segundo concierto (gracias), conociendo a una familia llena de buenas personas y siendo un fin de semana surrealista pero uno de los mejores de mi vida.

Dime tú qué hace una soriana en Santander… pero es que le oí en concierto y me cambió la vida.

4 comentarios:

  1. Qué envidia!! yo iba a haber ido, pero al final no pudo ser. Por cierto, muy bueno el texto. Cuenta un poco más no??? jajaja

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  2. Estoy de acuerdo con esa visión que das de los artistas. Tiene suerte Andrés de tener una amiga como tú

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  3. Marwan y Luis Ramiro son dos grandes. El viernes 18 de junio fui por primera vez a verlos a un concierto en Zaragoza y pienso repetir.

    Y si es en Soria...mejor que mejor

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