lunes, 7 de junio de 2010

Soria


Mujer de rutinas, hablo de mí, no de ella. Siempre que regreso a Soria me gusta pasear por San Saturio, en realidad, necesito pasear por San Saturio. No hay nada que me recargue más las pilas que el aire fresco (a veces demasiado fresco incluso en verano) en la cara mientras sigo el cauce del río con mis pies, sólo con mis pies pues mi imaginación está demasiado entretenida en sus cosas. Me gusta pensar que ese mismo camino que recorro, hace años lo pisaron grandes figuras literarias. ¿Qué tal Don Gustavo? Muy bien Don Antonio. ¿Algo en mente? Alguna que otra leyenda ronda mi cabeza. Espero poder leerla pronto, pero ande ande no sea receloso y deme un adelanto. Todo a su debido tiempo Don Antonio, todo a su debido tiempo. Mucho le veo por el Monte de las Ánimas últimamente, ¿qué le rondará por la cabeza Don Gustavito? Bueno, bueno, la élite de la literatura reunida. Buenos días Don Gerardo, ¿ya de vuelta? Sí, hoy he madrugado y ya me he dado la vuelta mañanera. Bueno señores yo les dejo. Adiós Don Gustavo. ¿Ya tiene los billetes? Qué va Don Antonio, me da tanta pena irme que nunca encuentro un buen momento para ir a comprarlos. No se preocupe Don Gerardo, yo seguiré bajando todos los días a estar con el río, bueno todos los días hasta que mis piernas me lo permitan y cuando dejen de hacerlo pediré a Leonor que me traiga.

Sí, ya lo sé, conversaciones imposibles si tenemos en cuenta las fechas, pero ya os he dicho que mi imaginación se entretiene en sus cosas.

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