martes, 17 de agosto de 2010

-Así que tienes un blog eh. No lo sabía.

-Sí. ¿No te lo he dicho nunca? Si se lo digo a todo el mundo.

-Pero eso exactamente ¿qué es?

-Es una especie de página en Internet donde cuelgas lo que quieras: música, fotos, textos que escribes o que lees y te han gustado…

-Así que escribes textos ¿y sobre qué?

-No sé, sobre cualquier cosa, cuando me viene la inspiración cojo un papel y escribo.

-¿Has escrito algo sobre mí?

-La verdad es que no.

-¿No? ¿En serio? ¿No has escrito nada de nuestra historia?

-¿Nuestra historia? ¿Tú y yo tenemos historia?

-Yo creía que sí pero si no te inspira para un texto ya me dirás tú qué historia ni qué ocho cuartos vamos a tener.

-Cuéntame nuestra historia y si me gusta igual escribo algo.

-Nuestra historia comienza poco a poco. Nos conocemos porque tenemos un amigo en común y la verdad que la primera vez que nos vimos… sin más, no fue un flechazo a primera vista. Tú eras otra de las muchas amigas que me presentaron esa noche y yo un tío más. Después de ese día apenas hablábamos, ni estudiábamos ni vivíamos en el mismo lugar pero algo hacía que de vez en cuando el recuerdo del otro apareciese de repente en nuestras cabezas. Medio año después volvimos a coincidir. Las ganas de hacernos la guerra a besos eran evidentes pero ninguno atacaba primero y los dos nos quedamos con las ganas. Nos vemos muy poco y ninguno de los dos se atreve a decir lo que siente por el otro pero nos pasamos juntos el poco tiempo que tenemos.

-No acaba de gustarme esta historia. ¡Qué par de tontos! Al final alguno de los dos acabará cansándose y habrán perdido su oportunidad

-No lo creo.

-Alguno de los dos tendría que hacer algo.

-Él ya ha dado el primer paso.

-Entonces ahora le toca a ella dar el siguiente.

-Sí, eso parece.

-¿Y cuál puede ser ese segundo paso?

-Pues…

-Ya sé. Ella podría acercarse a él lentamente y enredar su pelo entre los dedos. Podría dirigirse a su cuello, sin prisa, poco a poco, dando tiempo para que él pueda sentir el olor de su piel, acercarse cada vez más hasta que pueda sentir su respiración y acabar juntando sus labios con su cuello para que pueda sentir el calor de los mismos. Y luego podría mirarle a los ojos y congelar ese momento previo al beso, ese pequeño instante en el que todo es perfecto, en el que están tan cerca que son capaces de sentir los latidos del otro y en los que ni un exceso o defecto de lengua o un mucho o poco movimiento de la misma pueda acabar con el idealizado y esperado momento. Pero ella no se conformará con eso y le besará. Y habrá dado el segundo paso.

-Creo que los dos protagonistas deberían repetir el segundo paso toda la noche.

-O quizás él debería dar el tercero.

2 comentarios:

  1. OTRO FINAL

    (...) - Hay que ver cómo te gusta enredear las cosas... Lo cierto es que tu blog se llama Entre Rejas, que nos conocimos en la cárcel, que yo estoy aquí por homicidio frustrado y tú por tráfico de drogas, que yo me llamo Juan Luis y tú Raimundo y que algo parecido a la curiosidad, al deseo, nos agarró por las muñecas paseando una tarde por el patio de la cárcel.
    - ¿Y a quién podría interesarle eso?

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