Mi padre se recorre Valonsadero, da igual que el día de antes haya estado horas andando por él, no se cansa porque allí siempre encuentra algo nuevo, alguna historieta que contar… porque allí se encuentra a sí mismo.
El mismo que cuando vuelves de fiesta te mira a los ojos para ver las condiciones en las que llegas y el mismo que si te descuidas te dice hasta con qué has mezclado las coca-colas que entre risas le has dicho que te tomaste. El mismo que lo pasa mal cuando ve que cometo sus mismos errores sin saber que en realidad no me importa si así consigo ser como él.
Pero no anda solo, mi madre anda con él. No importa hacia dónde porque van juntos. Así llevan más de 25 años, siguiendo la misma dirección.
Mi madre, no una amiga, mi madre. La misma que no evita la caída sino que amortigua el golpe. La única capaz de calmarme me pase lo que me pase.
Familia de costumbres, siempre el mismo sitio para almorzar en Valonsadero cuando son fiestas. “Cuando dejemos de venir aquí mal asunto, será que estamos muy mal” se oye decir a mi madre. Y tú piensas que aún queda mucho tiempo para que ese día llegue pero que acabará llegando y el miedo recorre tu cuerpo y te paraliza. Pero te das cuenta de que si dejas que el miedo a perder lo que tienes te paralice, lo único que consigues es perderlo antes de tiempo.
Por eso les miras, y te ves en ellos.
El mismo que cuando vuelves de fiesta te mira a los ojos para ver las condiciones en las que llegas y el mismo que si te descuidas te dice hasta con qué has mezclado las coca-colas que entre risas le has dicho que te tomaste. El mismo que lo pasa mal cuando ve que cometo sus mismos errores sin saber que en realidad no me importa si así consigo ser como él.
Pero no anda solo, mi madre anda con él. No importa hacia dónde porque van juntos. Así llevan más de 25 años, siguiendo la misma dirección.
Mi madre, no una amiga, mi madre. La misma que no evita la caída sino que amortigua el golpe. La única capaz de calmarme me pase lo que me pase.
Familia de costumbres, siempre el mismo sitio para almorzar en Valonsadero cuando son fiestas. “Cuando dejemos de venir aquí mal asunto, será que estamos muy mal” se oye decir a mi madre. Y tú piensas que aún queda mucho tiempo para que ese día llegue pero que acabará llegando y el miedo recorre tu cuerpo y te paraliza. Pero te das cuenta de que si dejas que el miedo a perder lo que tienes te paralice, lo único que consigues es perderlo antes de tiempo.
Por eso les miras, y te ves en ellos.