lunes, 5 de septiembre de 2011

Hubo un tiempo en que me enfadé con el mundo. No aguantaba nada ni a nadie. Me cansé de dar sin recibir y de reír para hacer sonreír. Sentí que nadie me ayudaba a poner la mejilla, que nadie me escuchaba. Empecé a pensar que nadie estaba pa´ mí y dejé de estarlo. Quizás me había equivocado al plantear mi vida. No sabía cuál era mi lugar, ni siquiera sabía si tenía uno. Quise salir corriendo. Dejar todo y a todos. Ir tan lejos que el dolor no podría alcanzarme. Me hicieron pensar que la gente sólo valía por el interés, y ni interesaba ni me interesaban. Creí que no tenía a nadie en quien confiar. Hubo un tiempo en que me enfadé con el mundo, sin saber que en realidad estaba enfadada conmigo misma.

5 comentarios:

  1. Suele pasar... lo bueno es que tu te das cuenta, lo malo que algunos no y la pagan con el resto del mundo. De vez en cuando está bien volverse un poco eremita para tomar distancia con estas cosas.

    Un abrazo

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  2. Gracias por tu comentario Chequín. Bienvenido.

    Un beso.

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  3. Bienvenido?? jejejeje... dale la vuelta al nombre de este bienvenido a ver quien sale por aquí, es lo que tiene escribir sin mirarse en el espejo. jajajajajaja

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