Hubo un tiempo en que me enfadé con el mundo. No aguantaba nada ni a nadie. Me cansé de dar sin recibir y de reír para hacer sonreír. Sentí que nadie me ayudaba a poner la mejilla, que nadie me escuchaba. Empecé a pensar que nadie estaba pa´ mí y dejé de estarlo. Quizás me había equivocado al plantear mi vida. No sabía cuál era mi lugar, ni siquiera sabía si tenía uno. Quise salir corriendo. Dejar todo y a todos. Ir tan lejos que el dolor no podría alcanzarme. Me hicieron pensar que la gente sólo valía por el interés, y ni interesaba ni me interesaban. Creí que no tenía a nadie en quien confiar. Hubo un tiempo en que me enfadé con el mundo, sin saber que en realidad estaba enfadada conmigo misma.
lunes, 5 de septiembre de 2011
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Suele pasar... lo bueno es que tu te das cuenta, lo malo que algunos no y la pagan con el resto del mundo. De vez en cuando está bien volverse un poco eremita para tomar distancia con estas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu comentario Chequín. Bienvenido.
ResponderEliminarUn beso.
Bienvenido?? jejejeje... dale la vuelta al nombre de este bienvenido a ver quien sale por aquí, es lo que tiene escribir sin mirarse en el espejo. jajajajajaja
ResponderEliminardemasiados nos enfadamos a veces...
ResponderEliminarjajaja vaya espabilada yo tb!!!
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