Necesitaba echaros de menos. Necesitaba marcharme lejos para encontrarme. Para volver a ser la que era. Necesitaba un toque de atención que me contase que había dejado de luchar sin darme cuenta. Que sólo me dejaba llevar. Necesitaba estar sola para volver a conocerme. Para recordar que yo tomo mis decisiones y soy yo la que comete los errores. Necesitaba un reto más grande para convencerme de que puedo con lo que viene. Para ser consciente de que quizás fracase pero que no soy de las que éso consigue achicarle. Necesitaba dejar de tener para volver a ser consciente del valor que tiene. Para saber que no sólo hay que merecer conseguir las cosas si no que también hay que merecerse que se queden. Necesitaba aislarme para tener claro que os he tenido y os tendré siempre. Para aprender que la vida es mucho mejor cuando se comparte. Necesitaba dejar de llorar para volver a reírme. Para poder ver que incluso los malos momentos tienen algo positivo, sí, lo tienen. Necesitaba gastar las pilas para recargarlas de nuevas fuerzas. Para desconectar y reconectar con más ganas si cabe. Necesitaba echaros de menos porque empezaba a echar todo de más... Y no podía permitirlo.
lunes, 17 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
Si la vida fuese justa hoy cumplirías años. Si el mundo mereciese la pena, hoy podríamos disfrutar de la compañía de una persona tan grande como tú. Pero es una postura egoísta lo sé, no se le puede llamar vida a lo que al final te retenía, hay un momento en el que a todos nos llega el descanso, y tú te lo merecías. Pero un día como hoy, no puedo evitar pararme a pensar en ti y en lo distintas que son ahora las cosas. Nos reunimos en El Tribeca a las doce; todos; todos los días. Casi siempre apareces en nuestras conversaciones y siempre con esa sensación de alegría de recordar a una buena persona. Creo que casi ninguno pasamos ya por la zona de El Castilla, hay lugares que evocan grandes momentos pero que también duelen demasiado. No puedes imaginarte lo que me gusta llevar tu nombre, el orgullo que me da que tus hijos se acuerden de ti al verme, y la alegría que me invade cuando coincido con alguien que te conocía y me doy cuenta de que sólo tienen palabras bonitas que decirte. Te echamos de menos. Feliz cumpleaños abuela.
sábado, 8 de diciembre de 2012
Se me olvidó otra vez que en ocasiones tengo yo la culpa. Que los demás quizás no están equivocados, que es mi forma de ver las cosas la que hace que cometa errores. Se me olvidó otra vez que no puedes esperar que los demás hagan por ti lo que tú haces por ellos. Que no son como tú, ni tú como ellos, ni te obligan a serlo. Se me olvidó otra vez que soy yo quien toma las decisiones, quien se ha hecho a sí misma, con sus defectos y sus virtudes. Se me olvidó... Y menos mal, que una vez más tú estabas ahí para recordármelo. Para hablarme sinceramente, para decirme las cosas sin edulcorantes porque sabes que es así como hay que soltármelas para que espabile. Para hacerme ver que soy yo la que una vez más me equivoco, que nuestra forma de ser a veces nos hiere. Se me olvidó otra vez y se me olvidará más veces... y sólo espero que tú estés ahí como estás siempre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)