La luna, la llena y la menguante. El dormir abrazados a las estrellas e inventarnos constelaciones. Los mensajes de madrugada. Los te quieros en el espejo. Las tardes de domingo de sexo y preliminares. Los planes de futuro. El circo y los enanos. Los fines de semana en casas rurales. Los cristales del coche empañados. Las risas tras los “no me llores que ya eres mayor”. Las llamadas tras los “no vuelvas a llamarme”. Los enfados por tonterías y las reconciliaciones. El futuro juntos. El ir a Ikea los sábados por la tarde. Las ganas de vernos. El pasear de la mano. Las películas con final feliz sin saber cómo acaba la película. El saber que estamos ahí. Las ganas de desnudarnos. Los días de campo, las tardes de teatro y las noches de conciertos. El coger el coche y largarnos. El contar los días que quedan para vernos. Una vida juntos. Dime cuántos besos me he perdido desde que nos estamos dejando.
lunes, 31 de octubre de 2011
sábado, 29 de octubre de 2011
Me contaron que no dejaste de llover. Que el otoño no te bastó y nevaste en invierno. Que te volviste cristal cuando le empezaste a echar de menos. Me contaron que apenas te dejabas ver. Que apenas salías a la calle por si él volvía. Que seguías esperándole aunque él te dejo claro que no regresaría. Me contaron que casi mueres de dolor. Que el portazo llegó a cerrarte los ojos. Que los abriste sólo porque así sabrías si esa puerta se abría. Me contaron que se abrieron ventanas. Que tuviste oportunidades que no supiste ver. Que no te dejabas querer. Me contaron que no podías olvidar lo último que te dijo. Que te escupió un ya no te quiero, un nunca regresaré. Me contaron, y esto no te lo dije, que le volvieron a ver.
sábado, 22 de octubre de 2011
Carta de un abuelo a su futuro nieto
Sabes hijo, hubo un tiempo en que vivíamos en democracia pero no en libertad. En el que la gente vivía con miedo. Hubo un tiempo en que asesinatos, secuestros y treguas iban de la mano. Sí hijo sí, sé que cuesta creerlo pero es así. La gente era asesinada con explosivos o balas, era asesinada por cobardes. Hubo un tiempo en el que “el fin justifica los medios” valía para algunas personas. No te confundas hijo, todo el mundo tiene derecho a luchar por sus ideales y sueños pero no matando, no quitando/destrozando la vida a personas inocentes. NO DE ESA FORMA. Hubo un tiempo en que la libertad sólo podía gritarse en silencio, pero también un tiempo de manos blancas. Hijo, te escribo esto para que nunca olvides lo que hoy es historia.
miércoles, 19 de octubre de 2011
sábado, 15 de octubre de 2011
Discutí con el otoño. Le dije que le odiaba. No le eché en cara lo que me no me dio sino todo lo que me había quitado. No entendí cómo se atrevió a hacerlo. Muchos de mis mejores momentos acababan cuando la hoja tocaba suelo. Le miré a la cara y le escupí toda la rabia que me quemaba. Lloví toda mi impotencia al ver cómo me dejaba sin abrigo. Me robó noviembre sin apenas darme cuenta. Aún así le perdoné un invierno de frío. Discutí con el otoño y le dije que no quería volver a verle.
viernes, 14 de octubre de 2011
Hacía tiempo que no veía unos ojos como los tuyos, de ésos que hablan en vez de mirar. Intenté no mirarlos, es bastante incómodo que alguien te observe así en el metro. No pude hacerlo, era imposible no fijarse en ellos. Era como si tus ojos fuesen imanes que atraían a los míos y llegué a odiar mis pestañeos. La verdad es que no sabría decir de qué color eran exactamente. Parecían marrones pero de un tono tan claro que se confundían con el verde. No es fácil diferenciarlos cuando intentas mirar disimulando. Pero eran algo más que un color, eran una mirada de ésas que te dejan embobada, de ésas que duelen porque no era a mí a quien miraba.
lunes, 10 de octubre de 2011
- Nunca he sentido la necesidad de decir te quiero a alguien.
- ¿En serio? ¿Nunca has amado?
- Yo no he dicho eso.
- Yo no olvidaré nunca la primera vez que me lo dijo Elena.
- No me extraña, debió ser la primera y la última.
- No te pases.
- Déjate de estupideces. Los dos sabemos por que estás aquí.
- Si lo sabes no entiendo por qué no empiezas.
- Porque esta vez no voy a hacerlo. No pienso meterme en tu vida con Elena. No voy a decirte lo que pienso realmente de lo vuestro.
- Quiero que me lo digas. Eres la única persona que se atreve a decirme lo que de verdad piensa aunque duela.
- No me da la gana. Estoy harta de que siempre que os va mal vengas a llorarme consejos. Me he cansado de los golpes por hablar demasiado.
- Me da igual, no necesito tu ayuda. ¿Qué coño va a saber una tía que nunca ha dicho te quiero? ¿Cómo vas a hablar si no has encontrado a nadie?
- No, nunca he dicho te quiero, pero he querido. Y cuando me pongo a pensar quién será esa persona que se quede en mi vida, cuando por fin encuentre a alguien y tengamos una relación, sólo sé que no quiero que sea como la tuya.
sábado, 8 de octubre de 2011
Crónica de mi primera manifestación en Madrid
Sí, lo sé, no debería ser la primera pero a veces las circunstancias mandan y el apoyo lo tienes que dar desde la distancia. Pero esta vez las circunstancias estaban de mi lado, esta vez podía defender mis derechos y demandar sus obligaciones en el lugar que correspondía: El Ministerio de Sanidad. La verdad es que éramos pocos. Da pena y rabia comprobar que ni siquiera luchan las personas que están de tu lado. Nos conformamos, como mucho nos quejamos pero casi nunca actuamos. Sigo sorprendiéndome del pasotismo de la gente que pasea por Madrid. La mayoría ni nos miraba, y los que lo hacían nos lapidaban con un “¿pero es que estos del 15M no se van a cansar nunca?” Formamos parte del 15M, nos levantamos hace meses y ayer volvimos a levantarnos porque volvían a pisarnos. Pero esta vez el motivo era otro. Si esas personas se hubiesen interesado un poco, habrían descubierto que todos los que estábamos allí éramos psicólogos. Psicólogos pidiendo por nuestro futuro, sí, pero también por vuestra salud. Nos oyeron, estoy segura de que nos oyeron, pero no nos escucharon.
Mi primera manifestación en la capital acabó así, viendo cómo los adjuntos y residentes volvían a su trabajo y cómo las opositoras nos íbamos de cañas.
“Por una Sanidad de calidad,
por vuestra salud (mental)”
viernes, 7 de octubre de 2011
sábado, 1 de octubre de 2011
Alex subió dos veces El Moncayo, la segunda casi muere. Bueno en realidad no, pero tenía un agotamiento tal, que pensó que la muerte sería algo parecido. Fue con compañeros de viaje pero cuando la lucha es entre el cuerpo y el alma, los demás sobran, incluso sobras tú mismo. Y cuando en tu vida sobras tu mismo es que algo va mal y tienes que pararte. Dejar de subir para no caer. Pensar qué has hecho y qué puedes hacer. Decidir si sigues adelante, retrocedes o te quedas donde estás. Dejar ir a los compañeros que quieran irse y saber valorar el hecho de que otros se queden. Pensar si la montaña merece la pena. Alex subió dos veces El Moncayo, y se le acerca una tercera.
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