Naufragamos. No sé si te estás dando cuenta pero esto se va a pique. Es lo que tiene remar cegados por el sol, remar con las ganas de empezar algo nuevo y cansarse con el tiempo. No superar los días malos, la sed, el hambre, el dejar de comernos y bebernos. Y ahora estamos aquí, en mitad de la nada. Solos. Sin nadie que nos salve y sin saber cómo salvarnos. Las sábanas ya no sirven de velas, de no usarlas están deshechas. El timón está atascado, atascado en el pasado. El timonel está cansado, cansados de aguantarnos. Está entrando agua. Con los pies fríos no se piensa bien, no pensamos, no sentimos, no queremos. Nos ahogamos el uno al otro. Esto se hunde y ninguno de los dos hace nada para remediarlo. Dos cuerpos a la deriva.
domingo, 23 de enero de 2011
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Suele pasar nunca vemos venir el naufragio.
ResponderEliminarGran relato como siempre. Un abrazo
Cada vez me gusta más pasarme por aquí. Un gustazo.
ResponderEliminares duro darse cuenta. pero más duro no enterarse.
ResponderEliminarLa sensación de estar ahogándose, de ver que llega el fin, que ya no hay marcha atrás, y esa impotencia que se siente...
ResponderEliminarPero como dice Vértigo, rd peor no darse cuenta...
Me encantó! Un abrazo! :)
Naufragar y darte cuenta en el proceso de que no te queda ni un salvavidas a bordo. Qué duro... :(
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