La gente escribe sobre esa persona que se encuentra todos los días en el vagón del metro. Esa persona del sexo opuesto que el destino ha puesto justo ahí, justo en el asiento de enfrente para que así pueda entrar en tu vida y quedarse para siempre. Esa persona que en un principio pasa totalmente desapercibida pero que poco a poco va llamando tu atención. Es entonces cuando empieza el cruce de miradas y sonrisas, las dudas sobre decirle algo o no… Y un día, un día como otro cualquiera pero que cambiará tu vida, esa persona ya no estará sentada enfrente de ti, sino en el asiento de al lado. Y te mirará, te sonreirá y te hablará. Y hablaréis como si no pasara el tiempo ni la parada del metro y os perderéis por las calles de Madrid sin más dirección que la que os lleve a estar juntos.
Pues eso, ¿dónde está mi chico del metro? Porque cojo todos los días el mismo metro, a la misma hora, pero veo a personas distintas cada vez, y algunas de ellas muy raras.
Pues eso, ¿dónde está mi chico del metro? Porque cojo todos los días el mismo metro, a la misma hora, pero veo a personas distintas cada vez, y algunas de ellas muy raras.
Yo aún diría más, a algunas de esas personas no es seguro hablarles o sonreirles... que hay mucho loco y loca por el metro. Y doy fe de ello... good anécdotas world.
ResponderEliminarme acabas de recordar un capitulo del libro de Aronson, donde a hablaba de esas personas con la que te cruzas todos los días, compartes parada de bus...y que el día que no están, aunque nunca has llegado a hablar con ellas, las echas en falta...
ResponderEliminardetrás de "ese chico del metro" que dices, me parece ver un "como me gustaria ver a alguien y que ese alguien me viera"
a mi me gustaría